Todos sabemos que el ejercicio es bueno para nosotros e importante en la batalla por mantener un peso saludable, y el gimnasio nos ha facilitado encontrar tiempo y motivación para hacer actividad física. Sin embargo, siempre puede haber demasiadas cosas buenas. A veces vale la pena descansar del gimnasio y tu cuerpo te lo agradecerá.

Cuando estás enfermo

Obviamente, si estás demasiado enfermo para levantarte de la cama, es poco probable que llegues al gimnasio, sin embargo, es sorprendente la cantidad de personas que se arrastran a su sesión diaria con narices chorreantes y tos seca. Esto no solo resulta desagradable para todos los que les rodean, también puede ralentizar el proceso de recuperación y hacer que la enfermedad dure más en algunas situaciones, aunque su motivación es admirable.

Cuando tiene fiebre o gripe, su cuerpo necesita concentrar sus energías en eliminar el virus o la infección, y tratar de hacer ejercicio en estas circunstancias agota la energía del cuerpo. La fiebre también eleva la frecuencia cardíaca en reposo y hace que el cuerpo se caliente y sea más propenso a la deshidratación, que por supuesto se agrava con el ejercicio, haciéndote sentir aún peor.

Si tiene una enfermedad menos grave, como un resfriado, se piensa que no tiene nada de malo realizar ejercicio moderado, ya que esto no parece empeorar el resfriado. Sin embargo, generalmente es desagradable para las personas que te rodean y corres el riesgo de infectar a otros miembros del gimnasio, por lo que sería aconsejable dar un paseo enérgico al aire libre como alternativa.

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Cuando tienes una herida

Si tiene una lesión que le causa dolor o le incomoda hacer ejercicio, es recomendable consultar a un médico o fisioterapeuta para determinar la causa del dolor y desarrollar un plan de recuperación. Esto puede significar saltarse el gimnasio por algún tiempo o puede significar evitar ciertos ejercicios que agravan la condición. Lo bueno del gimnasio es que hay diferentes tipos de máquinas para usar, por lo que puede haber una opción que no ejerza demasiada presión sobre la zona lesionada.

Continuar haciendo ejercicio a pesar de tener una lesión es la mejor manera de desarrollar un problema más grave que tarda más en sanar, por lo que es fundamental obtener una opinión profesional para la mejor recuperación.

Para recuperarse adecuadamente

Si ha realizado un entrenamiento particularmente intensivo el día anterior y está sintiendo los efectos, puede ser aconsejable tomar un día libre, o al menos reducir la intensidad de su próximo entrenamiento. Incluso los atletas profesionales suelen tener un día de entrenamiento de muy baja intensidad o ningún entrenamiento para permitir que sus músculos se recuperen.

Mezclar su entrenamiento también puede ayudar a promover la recuperación, especialmente si varía los músculos utilizados, dando a los demás tiempo para revivir. Es importante escuchar a su cuerpo y descansar cuando se lo indique, sin embargo, es probable que el ejercicio le cause algunos dolores musculares leves, especialmente si es nuevo en el tema, así que no mire los brazos levemente adoloridos como una excusa para quedarse. en casa en el sofá, simplemente elija una actividad que trabaje más sus piernas ese día.

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Sí estas embarazada

Un poco de ejercicio puede ser beneficioso durante el embarazo; sin embargo, debe consultar a su médico para averiguar qué tipos de ejercicio son los más adecuados para usted. Es posible que deba reducir el número y la intensidad de los entrenamientos, ya que es importante que su frecuencia cardíaca no se eleve demasiado durante el embarazo y también es esencial mantenerse adecuadamente hidratado.

Las actividades de baja intensidad como la natación y el yoga son generalmente las más apropiadas, pero se debe buscar el consejo de un profesional de la salud para una evaluación más personal teniendo en cuenta el historial médico del individuo.

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Vuelve a hacer ejercicio después de un tiempo libre.

Si no ha podido hacer ejercicio durante algún tiempo por cualquier motivo, no espere poder volver a sumergirse justo donde lo dejó. Si ha tenido tiempo fuera del gimnasio por razones médicas o por lesiones, es esencial que consulte con su médico sobre la cantidad y el tipo de ejercicio que es un punto de partida apropiado.

Si no tiene ninguna condición médica, recuerde que habrá perdido su forma física y no querrá lesionarse o exagerar saltando demasiado rápido. Comience con una intensidad de leve a moderada y aumente gradualmente el tiempo, la intensidad y la cantidad de entrenamientos por semana a medida que se sienta más en forma y más capaz.

Estás perdiendo interés en hacer ejercicio

Si encuentra que su entrenamiento es aburrido y no tiene motivación para hacerlo, entonces es hora de mezclar un poco las cosas. A veces, si siempre vas al mismo gimnasio con las mismas máquinas, tienes la tentación de hacer siempre el mismo programa, ya que requiere menos pensamiento y esfuerzo. Esto le quita el placer de hacer ejercicio, pero también es una forma ineficaz de quemar calorías, ya que su cuerpo tiende a adaptarse a esta rutina de ejercicios.

Para romper esta rutina, puede ser necesario despedirse del gimnasio por un tiempo y buscar diferentes formas de ejercicio para volver a motivarlo. Intente correr al aire libre, especialmente si hace buen tiempo, o únase a un club deportivo y participe en un deporte de equipo o en una clase grupal, donde reunirse y entrenar con otros puede ayudar a aumentar la motivación.

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Recuerde, ir al gimnasio y hacer ejercicio es una excelente manera de darle energía, reducir el estrés y mantener un peso saludable, pero siempre hay situaciones en las que es mejor tener uno o dos días libres.